Aménaza Pierre tasa médica Katrina - Labio Chan Charulo, basado en la obra de Germán Hughes
Remolca vientres pequé mal hiriente
Veré nona amena Moe Hedo Barán
Rimo cal y ente peloso verano
Denis ha Emma dolo bien C.O.D.E.T sur
Córrete córrete córrete abuela
Válete válete va leite Eva
Córrete córrete córrete abuela
Válete válete va leite Eva
Canadá corteje embutida
Solo bote ten es Edwin Mark
Aménaza Pierre tasa médica Katrina
Old Vidal! Pues when all be dark
¡Locución!
¡Pre-Ser Bar!
¡Pray as you can!
¡Extremaunción!
Es crema la plaza
Martita o al tanza
Sequé reclamala
Perú he de elevar
De Pierre, Tavo y Gen
Gris pon dato fijen
Aménaza Pierre ta’ que Elsa vio llaman
Canadá corteje embutida
Solo bote ten es Edwin Mark
Aménaza Pierre tasa médica Katrina
Old Vidal! Pues when all be dark
¡Locución!
¡Pre-Ser Bar!
¡Voto sí!
¡Extremaunción!
Gasa Badell burg guyano cantan free ah!
Lavalle calibre a travel Vilmar
Amenaza Pierre tasa médica Katrina
Fe breve loro, febril aplaca
Elmer aspaviento velas hambre y me las arrima
Elsa, pan y codo (Turca Vila) - Abril Fernando Fabio Capello
Uh! hiato Marlboros
O trotando pana convidar
Hiel gemido peco Robespierre
Nick añoras o SUN hipo Marx
Y quepo capó bote buitre siendo
Pipoca pocote huís creciendo de lustro lucrar
Essien también Enzo
Essien tan bien el pool
Essien Lavié Zelmar
Essien Camien serbio
Sesenta miel vestir mire Sir creete huí meciendo a ver otro lunar
¿Qué loca ha asado con tuco masón?
Llano abarca vaso té Marta a Batlle
Nuca viste liebre ilesa Larra’s song
Siembra you mi gota parangón vencer
Al plato bala broche común hoy es cow
Abrazo ve divina como tupa bah
Localidad agotando Paramos
Localidad agotando Paramos
Localidad agotando Paramos
Localidad agotando Paramos
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el sabor que deja el comentario, parte (a quién le importa qué parte)
En algún momento, este blog contó con la franquicia de un post recurrente a intervalos arbitrarios llamado el sabor que deja el comentario. Mis asiduos y más conspicuos lectores habrían notado que esta saga, de un momento para otro, desapareció, o, haciendo referencia al nombre que adoptaron sus entregas, dejó de parir partes.
Recordemos la (razón + consecuencia) fundacional de este corpus crítico: motivación por responder a un comentario + posterior concreción (no escribo sobre mí; mis comentarios no son pasibles de ser comentados por mí). De allí en más, todas y sólo todas las partes de la saga siguieron la misma línea.
El desasosiego y la culpa habrían invadido a aquellos lectores una vez que hubiesen verificado que sus comentarios por pobres, anacrónicos u obsecuentes, no merecían mi atención. También habría sido cierto que la invasión de aquellos sentimientos en las mentes más lúcidas fue rápidamente desalojada por el convencimiento de que mi narrativa era incapaz de crearles algún tipo de inquietud, o una simple molestia que al menos les despertase el deseo de comentarme, y que nada tenían que ver ellos con el parate del parto. Qué decir de cuando descubrieron que ya no sólo era incapaz sino que definitivamente no era.
Luego de que me inicié en la apertura de mis pensamientos a quien estuviera dispuesto a leerlos -esto es, escribir-, experimenté una primera etapa de prolífera producción. Pero el entusiasmo fue menguando inexorablemente y junto a él las ideas sobre las cuales narrar. Esto no me preocupaba demasiado; me consideraba un simple aficionado.
Fue por eso días que comencé a pensar si alguna vez podría dejar de serlo, si ser definitivamente un escritor era una opción viable para mi devenir. Estaba a gusto con mi incipiente producción y más allá de que mis lectores congeniaban en resultados dispares, mi objetivo de no serles indiferente quedaba saldado.
Pero dejé de escribir. Seguro fue algún día.
El rol de estudiante, de trabajador, de novio, de pseudo deportista, sumado a mi inconstancia y cierta abulia conspiraban contra la faceta letrada que al fin había dado con. Porque como cualquier otro trabajo, si uno quiere dedicarse realmente tiene que hacer sacrificios y por lo tanto debe sufrir.
Decidí ser un aficionado perpetuo; escribiría cuando se me antojase, sin presiones, sin sufrimiento, con mucho sacrificio. Pero me di cuenta de que no era mi voluntad la que abdicaba al sentir muy latente e inequívoca la necesidad de escribir; no era otra que la carencia circunstancial y cuando no absoluta de ideas lo que realmente no me lo permitía. Yo quería escribir, pero no sabía qué, ni de qué ni sobre qué.
Este blog tuvo la suerte (o el mérito) de lograr que ciertos comentaristas tomaran con responsabilidad y seriedad mi petición aquella de los comienzos, y me conmovieran de tal forma que hasta cierta admiración llegué a sentir por ellos.
Sólo uno supo o pudo desvelarme, mantenerme inquieto e impaciente, hacer que optara por pensar como cirujano en la respuesta que le iba a entregar a él y a todos los lectores en desmedro de las clases de facultad. Su prosa a veces resultaba entreverada, pero era visceral y revelante. Esto no me provocaba más que adoración, a él, a su forma de distribuir las palabras, a la escritura en sí y a lo que yo escribía.
Este ser, que dejaba que nos enterásemos del apellido de su madre –su nombre era masculino mitad hispánico mitad sajón, pero me es imposible afirmar que fuese un hombre-, una vez escribió sobre mí: “el hombre no logra transcribir las perturbadoras imágenes que acosan su mente. No logra resquebrajar la fría piedra que cubre el túmulo que es su corazón”.
¡Quién sabrá por qué, de buenas a primera, este espíritu no dejó un solo comentario más! Tengo la firme sospecha de que decidió aprovechar el tiempo y hacer de él algo productivo. No tenía razón este señor (se hacía llamar Sr.), pero casi.
Un rubio poder que no sólo es un tegobi hoy cree que está faltando algo que alguna vez, en otro tiempo, hubo; que eso se agotó, y que porque está convencido de que pese a lo anterior algo se viene, saboreando un ponche a base de licuado de limado de banana bajo el techo de una hamaca se sentará a esperarlo.
Quizás jamás hubo algo de eso, porque quizás la inspiración no existe. En ese caso, el Sr. Garciandreid Phil & Bert habría tenido más que casi.
también. conocido. como
Nueve meses pasaron de la vez que me pregunté qué sería de mí dentro de nueve meses. Si conseguiría trabajo nuevamente. Cuál. Cómo.
Aprobé todo a lo que fui sometido. Fueron dos pruebas. Probé con la boca y con los ojos. Un logro inédito para mí sortear dos pruebas consecutivas.
En definitiva, conseguí trabajo.
Mucho horario, poca lagaña, si apenas podés calentártela con Soy Una Novedad sentite un elegido. Algo de rutina pero no muy distinto a lo que se hace cuando se es tres trimes tres desempleado.
Otra vez la hiperconcentración, una potencial atracción y demasiada presión.
Bestiario camino disfrazado de vía, jerarquía, los quías de arriba que son copados y hablan como vos y escupen como vos en plena área de trabajo y fiolan el doble que vos y yo juntos. Estoy viendo la lasagna tomando ondas del micro, aparatito (micro) que si se calienta puede darte patadas con saña y para vos, devolverle tres es una hazaña.
Se me va el gargajo, se me viene trabajo y la rima boba.
Se me va la producción aleatoria, se me viene un shuffle mujer a hombre.
Se me va la pasión, se me viene la marcación y dinero.
Se me va el tiempo, se me viene el estado del tiempo.
Se me va lo prolífero, se me viene lo muy ocasional.
Drácula con tacones
Por la vagina / por la boca / por los ojos
Ahora ya no llora / Preso en mi ciudad estaré
Casi ya no llora / Casi preso en el Libertad
Practicamos en la plaza de Libertad / un test de Cooper fue lo primero que hicimos
Ni a palos salimos campeón / Recuerdo cuando se lo hice por los ojos
Ahora ya no llora / aquel golero que por los ojos se comió el go o ol
Casi ya no llora / al final perdió el Libertad