el sabor que deja el comentario, parte IV

No me reportan estas palabras que se vienen felicidad alguna. No suscribo a ese invento occidental. Escribir es mi trabajo, y como tal lo detesto.
Durante mi corta vida he experimentado con personas de toda estirpe bajo las condiciones más disímiles. Viví relaciones epistolares, platónicas, concubinarias, imaginarias, fui secuestrado, me mudé a una isla inhóspita, trabajé como guardia en la celda de un burro en un zoológico en el interior, viaje a la India donde me encontré a mí mismo. Por alguna patología que no logro diagnosticarme, ninguna me ha sido duradera.
Con la apertura de este espacio y a partir de la repercusión que tuvo en ciertos engendros, en un momento creí que podría cambiar la pisada. Interesantes idas y vueltas me dieron ánimo, me mostraron que mi ruta no se erigía en un elástico por el que sólo uno camina, y que tal vez valía la pena vivir buscando la complicidad perpetua.
Hasta que la miseria humana reafirmó lo que pienso: soy mejor repartiendo que con la gente. No duro con la gente.
Por esta decisión que tomé, mi psiquis no se vio exenta de contrariedad. Jamás rompí una relación de manera unilateral. Creo en el diálogo, en la contraoferta; nunca me remangué los pantalones para decidir nada, por algo es que no me gusta la encandilada. Hasta ahora.
La autoridad brotó en mí como un herpes. Me veo obligado a cortar por lozano. No pienso arriesgar potenciales relaciones con cientos, miles de lectores por un simple y tejano sindicalista.
La ominosa sospecha que hace un tiempo sembré al fin se confirmó. Arduo trabajo me llevó elaborar los contenidos de mis posteos y resolver sobre la cronología que les destinaría. Noches de insomnio buscando argumentos que invaliden mi teoría, deseando que esa tesis naufragase. Y por otro lado, hubiera sido capaz de someterme al más vil de los vejámenes si fallaba en mi presunción. No fallé.
No es mi culpa que este mundo considere a la locura un flagelo. Las variables exógenas brillan por su presencia; todo está dado. No es mi labor cuestionar la ética occidental sino adaptarme a ella. Y claro, aceptarla. Y calladito la boca.
Se preguntará usted, señor García, qué criterio se utiliza para vincular la locura con la pobreza, con el periodismo deportivo, con las drogas, con las suegras... en fin, con el mal que se le ocurra. Pregúntese tranquilo don Fili, que nadie va a responderle. Todo viene dado. Sólo conseguirá dedos índices callando su boca del cerebro. Mi dedo es uno de ellos.
He decidido cortar todo vínculo entre usted y yo, o entre usted y mi blog, o entre sus palabras y mis comentarios, o entre sus comentarios y mis incuestionables valores.
Usted está loco, le saltó la térmica, no está institucionalizado, los patitos no le van en fila, es un esquizofrénico, no le llega el agua al tanque y así podría seguir.
Llegar al punto de inferir palabras como si fuesen mías, crear diálogos incoherentes, tratarme de verdadero escritor, y lo que me resultó más chocante: verdadero artista... Usted no está bien.
Lo peor es que le avisé. Le recomendé que se tratase, que viera a un especialista cuando todo aquello de su personalidad múltiple. Usted, como siempre, se mofó de mis palabras. Y me lo negó. Típico de gente como usted. No reconocer cuando tienen problemas.
Como a todo loco hay que apartarlo, tirarlo a la banquina y que se pudra al rayo del sol y a los rayos de la luna, que son los mismos que los del sol.
Es la única solución que encontré, y me duele en el alma, si es que tengo. De ahora en más, como usted me aconsejó, cercenaré toda palabra suya que vea estampada en el apartado comentarios. Y ni se le ocurra hacerse pasar por otro (inherente en usted) pues prometo represalias fatales.
La locura se contagia Filiberto, sus ideas pueden llegar a calar hondo en mentes frágiles y desprevenidas. Incluso, pueden llegar a hacer pensar. Eso a mí, no me conviene.
Los locos como usted, al igual que los borrachos y los niños dicen la verdad. Y no hay nada peor que la verdad, aunque la Santa Palabra no haya podido decretarlo aún.
Hágase un blog propio. Allí podrá desplegar toda su pedantería, su gama de personajes y su batería de indicaciones al prójimo. Si resultase interesante, yo mismo dejaré algún comentario. Pero de ninguna manera voy a tolerar que me diga lo que debo hacer. Bastante me costó eludir la doctrina eclesiástica para que venga un disfuncional como usted a entrometerse en mi voluntad. Bien por usted si de chiquito fue a la iglesia en vez de a la escuela. Nuestro máximo jerarca es oriundo de la zona donde usted reside y seguro lo influenció temprano durante algún paseo por la plaza Lafone con su discurso proselitista y soporífero. No me sorprendería enterarme que de adolescente, usted padeció delirio místico.
Yo tomé otro camino. No sé si bueno o malo. Tan poco me interesa saberlo como lo que usted piense sobre mi inclinación sexual. En cuanto a esto, debo decirle que me desilusionó. Creía conocer a un loco, pero no al monstruo que resultó ser.
Cayó en lo rudimentario de la forma más primitiva. Cree usted de la existencia de una relación directa y proporcional entre el mariconismo y la mediocridad. Esta visión avala su condición de machista, sindicalista, fascista, cristiano y García Andrade.
¿Acaso no pueden convivir en un mismo ser la homosexualidad y la genialidad? Mi caso no califica. Tranquilamente puedo albergar en mi andar a un puto, a un genio, a un mediocre y a un no-puto. De hecho, me acosté con fieles reflejos de las cuatro especies, y a los nueve les di albergue en mi casa.
Pero qué queda para los Oscar Wildes, los Petru Valenskys, las Gabrielas Mistral, los Fernando Peñas, los Keanu Reeves, las Laura Canouras, las Sandras Mihanovich. Talentos como estos no merecen ese desprecio.
El comentario del señor García en estábamos viendo si salía me deja sabor a pena. No a lástima. Lástima siente el que se cree superior, el que sufre la desgracia ajena al verla explícita, y que ignora que su propia desdicha puede ser causa de júbilo en alguna otra parte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la verdad es que nose si ser el primero en dejar un comentario sea un privilegio o un acto de inconciencia ya que tal y como lo dice el título de esta obra maestra "la victimización", me siento como aquel que corre con el esfuezo, los brazos en alto y la gota colgando en el menton, tratando de llegar a tapar ese tiro y ve que en su cara impávido se lo lanzan y 2,5 segundos mas tarde ese ruido infernal de la frustración que te pica el cerebro "chasssss", si fue un triple; así lo siento y en verdad no se si sea por mi estado actual o la música estridente. corto pero preciso ese será mi lema de hoy, felicitaciones y gracias por el regozijo de la primera vez, tal y como empezé en verdad.

Anónimo dijo...

De Sister Mery (o Hermana María para los hermanos que no han sido agraciados con los conocimientos del idioma universal).

Estimados hermanos lectores y estimado creador de este “espacio”: me congratulo en que el destino me haya puesto por delante este ejemplar del mundo pagano, para acercarle la luz de la Santísima Trinidad. Como mi conocimiento del mismo fue adventicio, procederé a narrarles la historia de mi accidental ingreso al sitito.
Abocada a mi tarea predicadora, hube decidido realizar una investigación de las nuevas tecnologías y medios de comunicación que mantienen conectados a los jóvenes de nuestros tiempos. Introduje en el buscador la frase que guía mi homilía: “Nunca, la punta máxime de un anhelo individual, puede sumir al ser espiritual en las aguas turbias del goce terrenal” Sin yo poderlo controlar, la navegación me llevó a un lugar cuyo nombre captó mi atención: “La victimización”. Y así fue como me introduje en la lectura de ese cúmulo de improperios.

¿Qué es esto hermanos? ¿Cómo es posible que exista un alma tan hereje, colocada por fuera de la moral cristiana con ejemplos como “el sitio que no te hace bien, no te hace mal”?, ¿Cómo es posible que un fiel haya sido arrojado a semejantes ideas anticristianas, antinaturales e inmorales?
No conforme aún, este creador (cuyas cualidades humanas claramente no han sido definidas a imagen y semejanza de las condiciones divinas de El Creador) ha logrado reunir un séquito de acólitos que le han permitido diseminar el Mal. Los pocos ejemplares dignos del Amor Divino, como lo es el Sr. Filiberto García Andrade, el creador se ha encargado de desprestigiar y “cortar todo tipo de vínculo”, viliperándolo con frases como, “Bastante me costó eludir la doctrina eclesiástica para que venga un disfuncional como usted a entrometerse en mi voluntad. Bien por usted si de chiquito fue a la iglesia en vez de a la escuela”. Qué barbaridad!!!


Atónita quedó mi alma, cuando comencé a introducirme profundamente en el contenido de este espacio, donde el Sr. … (¿cómo llamarlo?, ni siquiera sabemos su nombre; el Sr. García lo ha llamado Sr. Bacalao) realiza llamados a la reflexión con sentencias heréticas que demuestran una y otra vez su absoluta desconexión con los valores critianos. Ejemplo de ello es: la “Felicidad como invento occidental”. A quién se le ocurre que la felicidad es un invento??!! La Felicidad hermano, es un don divino con el cual el Señor bendice a todo bienaventurado; vaya aprendiéndolo.

Afortunadamente, destellos de racionalidad y honestidad, se producen cuando el creador asume el destino divino de todo bienaventurado: “No es mi labor cuestionar la ética occidental sino adaptarme a ella. Y claro, aceptarla. Y calladito la boca”. Excelente reflexión; pero déjeme decirle hermano, que no es necesario que se quede calladito, el Señor tiene oídos para todos. Ud., puede abrir la boca, pero dentro de la Iglesia.

Optaré por evitar comentarios en relación a algunos pasajes, que notoriamente encubren mensajes ocultos, intentos de suspicacias creadas con el objetivo de eludir la mirada del Señor, sin tener en cuenta la cualidades propias del mismo (Omnisciente, Omnipotente y Omnipresente). Ya iremos descubriendo, qué se esconde realmente en frases como: “Y no hay nada peor que la verdad, aunque la Santa Palabra no haya podido decretarlo aún”.

Y por último, cómo no referirme a la frase concluyente del pasaje al que me vengo refiriendo: “Lástima siente el que se cree superior, el que sufre la desgracia ajena al verla explícita, y que ignora que su propia desdicha puede ser causa de júbilo en alguna otra parte”.
Acudimos allí, al sello final que demuestra el absoluto desvió propio de un anti-devoto. Nunca un Don tan preciado y requerido por el alma humana, hubo sido tan ultrajado como en esta definición a la que nos somete vilmente este creador. Que sigan en pie espacies humanas como los homosexuales, los sindicalistas, los comunistas, las feministas, los ambientalistas, los terroristas, los abortistas, las “patito feo” y “las divinas”, los estudiantes, los progresistas, ha sido gracias a la lástima de algunas almas caritativas hermanos, bendecidas con otros poderes “istas”.

Concluyo hermanos, exhortándolos a la reflexión, a la verdadera reflexión y no a este ejemplo subversivo con el que nos victimiza el creador de este “espacio”.
Recuerden siempre mi apotegma: “Nunca, la punta máxime de un anhelo individual, puede sumir al ser espiritual en las aguas turbias del goce terrenal”
Hermanos: no se dejen atrapar, por este goce terrenal que da en llamarse, “La Victimización”.

*Nota aclaratoria: este comentario fue realizado cuando el espacio daba en llamarse “La Victimización”. Ya llegarán nuevos comentarios relativos a la nueva nominación.