del álbum "Amar la garita" (1994)

Knock Tour (negativo)
Now Recio Rocen (cof-cof)/ Ay Me Rozó

¡Che, Simmons! Eh jum(P essoa) traba hard
en Luna Park más y Abel Gordon.
Sal y ala si E.T. hiena wound oca Zion ‘a regla va pisco zas’ par a Hilda bus car,
me pasa bala vid y era vara Perla Vespa chart.

Menú uvita y rupia merman cual mirón
meran tal es sus ‘casi has’ Mimí vete home
pleno a vía Casio himen ponía Pumar.

Bach amamos Melbourne bien La Gota Bar hada
gun ando vos guarda Barack animar.
Y brindan DUA ten tos quema guié vie Branáa da
Ken: los Razzie borde nombra iva moza cool dark.

Querella Celine piaba lavo quita hincada
Y a qué yo enlaguna debe sal y pesar.

sin maquillaje, traje ni peaje / sólo cráneo, espontáneo

.hey, votás a Ney?
o a Ana, manzana?
aunque ahora q pienso, hiedra, vos vivís en las Piedra
igual, Amadeo, no olvido q naciste en Montevideo
.a esta hora esto!
.soy una inspiración all day, vieja
.menos mal!
.menos mal?
es inhumana esta creación constante q me brota.. q menos mal, papá!
.que es siempre, no solo a esta hora
.esto es pa q te vayas con una morisqueta risueña a los brazos de Morfeo, feo
no me digas q escribís desde la ex de Ma Laura?
.aura
exacto, tacto
.q negociún te mandaster, master!
.esta bien si, aunque negocio habia sido con la anterior
.la q te pelaron, Aaron?
.la misma, Isma
.vos no te quedas atrás, fiera…
.para nada, ada
.hada va con hache, mapache
.si quiere puede ir como yo digo, Figo
.leíste la columna q de Varsky te mandé, la?
si nos vieran los de la mojigata dirían q le estamos robando, nando
aunque no, porque es parecido pero no igual… bagual
.si, muy buena, Hiena
.tamos on fire, Maguire
q cagada q tengo q pelarme pal sobre, pobre
si ahora no rimo más es una decepción, monte zion. pero conmigo mismo, sismo… vos no tenés nada que ver, heber
meté alguna si no queda como q hablo solo, manolo
sabés q? mi blog ta medio pobretón. hace pila q no escribo nada. tal cual como está, voy a poner esta charla amena, daley.
me das el visto bueno, moreno?
.dale, pasame el blog luego, abuelo
.dale, pero hay q darle un buen ci R, J..
ta fenómeno este ejercicio intelectual, pero ya estoy harto, lagarto
.andate a la catrera, helguera
.jaaa, excelente, gafas!
besos a los tuyos, cuyo
.igualmente, clemente
.fue un placer esto hacer
nos vemo, emo
.chau, guau guau!!
.uh... el perro y no le erro
.que otro si no, ca!

la luz del Ritmo, mundial

-Qué olor a mierda- dice y deja de callar, pero sigue caminando, oliéndose una mano.

-Te cagaste. No podés olerte el orto así. No pienso darte esto otra vez- sostiene, mirándose una mano.

-No me cagué. Es el faso- aclara, cortando toda posibilidad de una oral simbiosis.

-Es que este faso es una mierda ah aj cof cof...-dándole un empujón a una oral simbiosis.

“…friends like you, who needs friends…” Dirk Calloway, from Rushmore (1998, Anderson)

Mi mejor amiga tiene infinidad –cuántas si no– de amigos. No hay por qué extrañarse de esto. Mucha gente es así. Particular es que mi compañera de ru(p)t(ur)a es un ser despreciable.
De lo que sí habría que extrañarse, de lo que estaría obligado uno a extrañarse es de esta ¿diatriba?, si hubiese comenzado así: mi mejor amiga tiene una infinidad de amigos.

La amistosa mujer se gana la vida yendo a clase. Ha olido cuanto establecimiento educativo público exista: facultades, institutos, escuelas, clubes, periféricos, liceos, centros. Para todos ellos –la gente; no las facultades, no los institutos, no las escuelas, me cansé– tiene tiempo. Si no lo tiene, lo fabrica.
Como este metatexto, que si no lo tiene lo fabrica.

Así fue y es que mi mejor amiga, mi mejor, sigue haciéndose de amigos, que a la vez son sus clientes. A sus amigos no les cobra. Dinero. Pero amigos.

Es una profesional envidiable. Cualquiera que la conociese tibiamente pensaría que su trabajo es entrañable, pero no en una acepción simpática o metafórica del concepto, sino en cuanto a que únicamente un lugar tan hondo podía forjar esa especie de vocación, incluso más, que de un lugar tan hondo esa cuasibocasión podía arder y salir.
Vos tocás mi conocimiento sobre ella y es una caldera hirviendo: planifica todas las asistencias en el escritorio que está junto a la heladera, con semanas de anticipación. Escribe mucho. Deja nada librado al azar y según el caso, es capaz de convivir con el cliente, para adoptar su carácter, su forma de hablar, su firma. Su firma, sobre todo.

Ambidiestra, ha practicado la falsificación más de ochocientas veces en unas trescientas veinticinco listas dentro de quinientos cuarenta y ocho habitáculos distintos. Más o menos.
Esto indica que a algunos lugares asistió más de una vez. Lógico: clientes.
La variedad de rúbricas que ha vuelto apócrifas a lo largo de su extensa carrera no tiene nombre, ni número.

Si la cátedra que está recibiendo es de su agrado, si quiere se queda… y hasta el final de la clase, te diría. Claro, siempre y cuando no deba irse carpiendo, ya porque otro cliente ‘la espera’ o porque le han dado la captura y ahora están corriéndola.

Estuvo presa tres veces. Un amigo suyo la sacó una vez. Las otra dos veces también. El mismo. Antes de ser amigo fue cliente. Y después también.

Yo no abrazo el trabajo de mi amiga. Lo que hace me parece solidario y pérfido, malo. Asumir responsabilidades ajenas a cambio de amistad, sin cobrar un peso, sólo puede esperarse de una persona despreciable. Esa es mi mejor amiga.

Pero si a ella le gusta está bien. Es su vocación. Por más que yo tenga ciertas sospechas ciertas se trata de la vocación, esa especie en extinción que no es tal porque no llega a ser... hay que darle para’ delante igual.
No importa si esa vocación promueve la delincuencia, la falta a la verdad y la pereza; si legitima los carriles deshonestos por los que transita y se propaga la sociedad rabona; aunque auspicie una amistad de oropel.

Mi primogénito/primagénita, va a tener plena libertad de mi parte para decidir sobre su futuro. Desde ayer prendo faroles para que no me salga asistente social.
Según los expertos no califico en literatura juvenil. Tampoco en novela. Mucho menos en cuento. Ni qué hablar de nouvelle.
Literatura para niños es lo único que queda. Hacia ella, entonces.

Este relato está dedicado a cientos de niñas, a quién sabe cuántas, que con sus bríos inocentes inspiran obras tiernas como la siguiente…


cuando se tira de la hamaca

o se ata los cordones, cuando llega a la llave de la luz y cruza la calle sola se dice que está pronta. Cualquier pibe como yo lo sabe.
Todo empezó al principio de la relación, que ya culminó. Los motivos o causas del cese será una incógnita para el lector, a menos que la narración de los hechos se precipite, desnudando así el inconcebible desenlace en la mitad del relato, pasando el resto a ser contado no cronológicamente.

La supe -oníricamente- en primavera, con el primer calorcito. Un contundente orín se filtró por mi pantalón cuando fulminado en una silla -cumpleaños de quince- yacía una niña en mi regazo, seguramente depositada por alguna vieja altruista para que durmiese más cómodamente (ella). Borrachín, recuerdo, con dos whiskicitos, pensé, sobriamente, que me había meado (que yo me había meado). La frágil cabellera de la infanta se metía en mi boca y me trajo; esta vez pude contenerme. Apareció un actor de novela brasileña en un paisaje campestre, una licuadora en marcha y todo empezó a mezclarse. En algún momento vi lo negro y ella no estaba más. La había soñado, ya había abierto los ojos y estaba atragantándome con los pelos que quedan en mi almohada.

La conocí -tangiblemente- la misma noche que nos manoseamos. Era un sábado quince, cumpleaños de una amiguita en común, prima por antigüedad y aspirante en ese momento al ingreso en el combo Las Primas. Ella había asistido con su hermana melliza, que no la tocaba ni con treinta y seis de mano y con el dos. Curiosamente, su análoga llevaba puesta una belleza difícil de identificar, tal vez percibida una vez hecha la inevitable e inconciente comparación con su hermana, seguramente injusta.
La abordé seguro de mí, sin reparar en el rostro embobecido que portaba. A punto estuve de impactar contra su humanidad cuando trastabillé con el charco de baba que ya se había formado bajo mis pies. Vuelto en mí, acerqué mi voluptuosa nariz a su cuello y comencé a girarla en derredor, alternando sostenida inhalación y escuetos pero profundos esnifes, lo más próximo a la dermis pero jamás tocándola. La carne fresca despedía libertinaje por los poros, se olía, y la lúbrica actitud denunciaba primeras veces ya experimentadas. Su incapacidad para disimular el cosquilleo en la panza y el pecho expectorante daba claras de que sería su primera vez, nuevamente.
De alguna forma debía mitigar el ignito panorama o se me complicaría. Fue una suerte que en ese momento sonara la música que rompe mis pies, por lo que me fue sencillo improvisar unos pasos que no demandaran contacto físico. Esto me permitió desacelerar la taquicardia y de paso, calmar un poco la calentura que poseía a la borrega.
Con Shine your light on me de fondo, fuimos al fondo del salón para entre sillas que no guardaban un criterio de agrupamiento, charlar un rato y aflojar las pantorrillas, luego de tanto cachengue. No recuerdo un solo tema tocado y ni un solo tema tocado por la banda de covers contratada para la ocasión. Sí que terminó la canción y con ella la fiesta, abruptamente.

Ahí acabó todo. Nunca más la vi.
Sé que para ella no fue fácil. No lo es iniciarse con vetustos, menos con uno como yo. Hoy a mí se me hace dificilísimo. Hace un par de semanas sueño con impúberes recién bañadas hamacándose en plazas, que ante el llamado de sus madres bajo una lluvia dorada se lanzan con inconciencia a cruzar la calle desestimando cordones desatados, y que en el medio del asfalto tropiezan cuando dos ómnibus de frente hacen cambio de luces, saludo inmemorial.

Yo estaría con mujeres de mi edad, encantado, pero no hay. Ni soñar con ellas puedo.
Voy para los 84 y estoy hecho un pibe, de vasta experiencia y fácil pichí.
Hace un par de semanas sueño con dos impúberes en una cama de dos plazas; yo voy al medio.

Ellas sueñan cosas propias de su edad y patalean. Yo no tomo pastillas.
Prontos en el lecho, una ya está pronta y la otra pronta, para apagar la luz y hacer no, no.