a Zidane le metieron el dedo en el culo, Materazzi

A Riquelme también, Santa Cruz.
El torero le aplicó, con su puño derecho cargado de dignidad, una certera media de vuelta de lleno en el mentón. Cómo iba a osar molestar a esos rulos. Cómo se movió ese comedor.
El monje lacró un buen occipitalazo en el pecho del tatuado. Pasó algo con la hermana del monje, dijo el tatuado.
Ninguno tiene la calcomanía "feel good without drugs" en sus vehículos, pero Zidane siempre tuvo la manía de calcar mapas.

1 comentario:

Contrase�a �ptima dijo...

Luego de introducir por dos veces la contraseña en los espacios en blanco, verificar la palabra, aceptar las condiciones del servicio que, confieso, no leí, darle a la flecha grande de continuar, ser enviado al punto número uno porque omití aceptar las condiciones del servicio (que oprobio!) y completar todo nuevamente, paso a presentarme (porque este blog no permite comentarios anónimos).
Soy de Trenque Lauquen, menor de edad y sordomuda de nacimiento.
Di con tu blog un día que buscaba información sobre decesos por masturbación. El relato que aquí encontré me conmovió profundamente. Mi padre murió en el ´97, cuando yo tenía 6 años; mi madre nunca me explicó cabalmente cómo había ocurrido, siempre me decía algo de un accidente. Hace muy pocos meses, cayó en mis manos un diario de Capital Federal (en Trenque Lauquen no hay) en el que se refería la historia de una muerte un tanto peculiar en la ciudad de Trenque Lauquen ocurrida exactamente diez años atrás. Un buen hombre, casado y con una hija, había muerto atravesado por una sopapa mientras se estimulaba analmente en el baño de su casa. El mecanismo era el siguiente: el señor colocaba la sopapa en el piso, bajo la ducha, y agarrándose de las dos canillas (la fría y la caliente) se dejaba deslizar hacia arriba y hacia abajo sin un mayor esfuerzo. Siendo un hombre que superaba los 90 kilos, una de las canillas no aguantó el peso, se quebró, y la consecuencia fue un literal empalamiento en vida. El mango de la sopapa lo atravesó hasta la altura de los pulmones.
No es muy difícil llegar a la conclusión de que ese hombre... era mi Papá.
Bueno, bueno, pero a no lamentarse. Este mensaje es para desearte suerte en este camino que comienzas, y a decirte, desde luego, que contarás con mi apoyo y mis comentarios semanalmente.
Prefiero mantener mi nombre en el anonimato, aunque el blog se enoje. Mi prosapia no es muy feliz.